Gonzalo Garay: Narrativa actual de Temuco.

En esta oportunidad conversamos con Gonzalo Garay, abogado de profesión, que tiene al haber dos obras de su autoría, una en el género del cuento con su libro “Conociéndonos y otros cuentos” (Editorial Forja, 2019) y ahora otra, su segunda obra, en el género de la novela con “Vicente” (Editorial Forja, 2020), sobre la cual profundizamos en la siguiente entrevista, en la que también hablamos sobre el amor, sobre lo que es escribir desde Temuco y qué ha significado para él escribir en tiempos de pandemia.

Primero que cualquier cosa, quisiéramos saber ¿Cómo fue que te interesaste por la literatura y por la escritura, hasta convertirte en escritor?

Mi aproximación a la literatura fue súper natural. Uno va haciendo un poco las cosas por imitación y mis padres fueron siempre grandes lectores. En la familia hay otros escritores, en la familia extendida, digamos, en el extranjero, entonces hubo una cosa genética que me impulsó naturalmente. Siempre fui un lector desde muy niño y luego, cuando comienzo a estudiar derecho esta cosa humanista se fue profundizando. Las lecciones de historia del derecho y filosofía siempre fueron mis preferidas, entonces el acercamiento fue de una manera muy espontánea. Casi diría que no me di cuenta cuando ya estaba inserto en esto y claro, luego, el trabajo te va absorbiendo. Yo tuve una oficina como abogado y luego ingresé a la academia judicial y el mundo judicial también tiene… te cobra digamos, te quita mucho tiempo. Fui juez por quince años, entonces, de alguna manera las mismas sentencias, el análisis de casos, de hechos, de sucesos que están ahí, igual que en la literatura, hechos, hechos relevantes, escabrosos algunos, mucha miseria humana, mucho contacto con la criminalidad, con la pobreza, todo eso es también muy literario. Te diría que hay mucho nexo entre el derecho y a literatura; hay mucha literatura que se basa en grandes casos, asuntos de corrupción, grandes crímenes. Hay un nexo natural entre el mundo judicial que es un mundo tremendamente literario que te entrega y aporta con muchos elementos que son propios de la literatura y por cierto un escenario que es relevante, un estrado que está en las alturas, una puesta en escena con un imputado sometido a ciertas reglas, a ciertas frases sacramentales y un drama humano que subyace a toda esa representación dramática, entonces siempre tuve un nexo. Hacer una sentencia también implica de alguna manera de aplicar las leyes, también implica analizar casos cruentos, acercarse a lo más sucio, a lo más oscuro, con los pecados más graves del mundo material, entonces yo me nutrí mucho de eso y estando ya en mi nueva actividad hace ya algunos años yo tuve la inquietud de sacar a la luz todo eso, empezar a escribirlo, a volcarlo en papel, a llevar a la pluma, como estaba acostumbrado a hacerlo con las sentencias, pero ahora con narrativa.

En tu primer libro “Conociéndonos y otros cuentos”, que publicaste el año pasado, éste se abre con el cuento “Conociéndonos”, que trata del rito de encontrarse, de conocerse, como reza su mismo título y que trata, justamente, sobre el amor, al igual que otros del mismo libro, que gozan de distinto registro. Pareciera ser el amor y sus variantes una de tus principales preocupaciones literarias ¿Cuáles son los aspectos más relevantes en “Vicente”, esta nueva novela, relacionados con el amor?

En Vicente el amor está muy presente. Te diría que es una línea que atraviesa todo el libro, porque se trata de un arquitecto que en cierta crisis de la mediana edad, a los cincuenta años, él sufre una ruptura conyugal y empieza en retrospectiva a analizar cuáles son las causas de esa ruptura. Cada cual tenía su relación paralela, pero lo cierto es que ella fue descubierta y él no; o sea ella, la mujer de Vicente, con un caudal emocional mucho más profundo y probablemente menos adiestrada en el arte de la infidelidad, ella sí es descubierta y ello da pie para que Vicente pueda confabular o armar un distanciamiento sin culpas y luego de eso se empieza a armar todo un trabajo psicológico donde Vicente comienza a descubrir quién era su mujer. No te voy a hacer más anticipos, pero sí te diría que él comienza a cuestionarse su actuar, a cuestionar por qué fue que llegó a estar en ese lugar fundamentalmente por un  tema de ambiciones e idealismo de tipo económico muy seducido por el poder que lo supuso estar casado con ella y el empieza a cuestionar todo eso, entonces hace todo un trabajo interno, psicológico súper relevante. Tiene que lidiar con algunos rivales ahí entre medio de la trama y tiene un final que se acerca mucho más al contacto con las emociones más primarias. Él se queda al final o renuncia a las emociones externas y se va retrotrayendo en un universo más privado y más íntimo. Sí hay mucho amor que cruza esto, mucho amor hacia los otros, mucho amor por si mismo, hay mucho cuestionamiento, hay un descubrimiento. Él se va descubriendo a través de la obra y eso si o sí tiene que ver con el amor. Él va a sumiendo que en su matrimonio quizá no hubo tanto amor, sino que más bien determinación, quizá mucha ambición. También hay un visitar a la familia de ella que lo sedujo mucho y que lo arrastró a tomar decisiones de alguna manera muy anticipadas a su vida, pero él luego se va descubriendo y también la va descubriendo a ella en una dimensión distinta que jamás pensó encontrar. Si, es una temática bien presente. Luego de este libro yo tengo otras dos obras escritas que están en proceso de revisión en un par de editoriales y también es una temática muy presente porque yo creo que nosotros podemos encontrar mucho material, precisamente en el mundo que nos circunda y el amor es algo que mueve fuertemente el mundo, como el dinero y otro tipo de cosas, como los vicioso o qué se yo. Hay material de sobra en el desempeño humano del día a día.

Muchos autores, pensadores y críticos literarios coinciden que los novelistas, excelso grupo al cual te integras con esta novela, recurren a experiencias personales para alimentar sus obras de ficción, por lo que podemos decir que en toda novela podemos encontrar trazos de realidad y ficción al mismo tiempo ¿Qué grado de vivencias personales tuyas han llegado a formar parte de esta novela?

En la novela no hay tanta experiencia personal. Si entendemos como personal el trabajo de observación  del día a día, claro que si lo hay porque uno rescata elementos de la vida misma, pero personales no, porque me parecería una lata estar traspasando lo que pasa en mi vida, los acontecimientos de mi vida, los accidentes de mi vida a un libro, aparte de ser un trabajo muy simple, no tendría ningún desafío literario ni intelectual y además que podría ser una lata para la gente, o sea no aspiro a desarrollar un trabajo cuasi biográfico cuando escribo, sino que me parece un desafío mucho más relevante trabajar con la ficción. Ahora, ciertamente son cosas que le pueden ocurrir a cualquiera probablemente. No es un libro que tenga mucha fantasía; son cosas que están dentro del ámbito de lo posible, pero que incluso ese ámbito de lo posible nos ofrece siempre novedades. Siempre la realidad supera a la ficción y yo creo que en ese trabajo de observación y luego de transformación y desarrollo de lo que tu ves, de lo que tu aprecias, de tu concepto de los fenómenos externos depositados en el papel ahí está la gracia, ahí está la magia de la literatura. Puede haber inconcientemente algo depositado ahí, pero yo procuro que no lo sea. Procuro armar una historia a partir de la ficción más que colocar datos biográficos en ella.

Como tu dijiste, el amor, como otros elementos o factores, es algo que mueve al mundo ¿Qué lugar le atribuyes al amor en el contexto histórico en el que nos encontramos en la actualidad?

Me parece súper relevante porque estamos inmersos en un contexto histórico donde ha primado el individualismo y el individualismo fundamentalmente trata de mirarse a si mismo y prescindir del que está al lado. De alguna manera corre en paralelo y al contrario de las enseñanzas eternas que provienen del mundo valórico y religioso si se quiere, en que tu, se supone, tienes que querer tanto al próximo como a ti mismo. Yo creo que el individualismo es uno de los grandes pecados de nuestro momento histórico y de alguna manera es lo que nos ha llevado a quebrar el desarrollo de la institucionalidad que estamos viviendo. De manera súper relevante yo apoyo mucho lo que está ocurriendo actualmente, apoyo los cambios que se están proponiendo –no todos-, porque hay que meterle cabeza, hay que estudiarlo, hay que debatir con mucho conocimiento, con mucha altura de miras a cerca del tipo de sociedad que queremos, pero me parece que sí o sí, rescatar la figura del amor por los otros, rescatar la humanidad, rescatar el sentimiento de la mayor cantidad de gente se encuentre bien, tenga una vida digna, es un acto de amor. Apelar a bien colectivo es un acto de amor y yo creo que eso es lo que tiene que primar en este momento histórico tan relevante que estamos viviendo. Si nos quedamos en la visión tan pequeña de privilegiar ciertos intereses, solamente intereses económicos de una péquela cantidad de personas, probablemente vamos a arribar a una crisis en el corto tiempo. No se sostiene. Pero si creo que el rescate del mundo valórico, del mundo de los principios, tiene que ser si con mucha inteligencia, dejando a salvo los factores beneficiosos o buenos que tiene nuestra institucionalidad, que los hay, porque no todo es mal. No podemos hacernos de nuevo. Hay cosas buenas, pero si rescatando la esencia valórica del bienestar colectivo, que como te insisto, me parece que es un acto de amor en definitivas, quizá el acto de amor más relevante. No es el amor afectivo de pareja, pero es un amor mucho más importante, porque consiste en desear y colocar mis buenos oficios para que mi estado de bienestar sea compartido por la mayor cantidad de personas para que juntos construyamos una sociedad diferente, sin exclusiones

Por último, quisiéramos saber también ¿Cómo ha sido para ti crear, escribir y publicar en tiempos de pandemia, en un lugar como Temuco, La Araucanía?

Si hay algo bueno que ha traído la pandemia, más allá de la evidente y obvia falta de contacto con nuestros amigos, con nuestra familia, la poca socialización que hemos tenido, pero a la fuerza, más allá de ese aspecto negativo, yo creo que la pandemia nos ha dado, a todos los que nos dedicamos a hacer estos trabajos bien solitarios, mucho tiempo de paz, mucha soledad frente al papel, frente al computador en este caso para idear historias, para imaginarnos, para desarrollar procesos creativos con mucha más tranquilidad. Desde ese punto de vista para mí ha sido muy prolífica la pandemia. En ese sentido he sacado dos obras nuevas este año, precisamente porque he tenido mucho tiempo  para dedicarme a ellas, tiempo que habitualmente no tengo porque mi otro trabajo me absorbe muchas energías, muchas preocupaciones se centran en mi trabajo, entonces como este año el trabajo formal fue más escaso o fue menor o le dediqué menos tiempo porque no podía trabajar más, si me enfoqué en el trabajo literario, en la creación y fue bastante relevante. Ahora, a mi me produce mucho orgullo, me produce mucha satisfacción desarrollar literatura desde regiones y especialmente desde La Araucanía que es un lugar tan emblemático, un lugar que está en el centro del debate público nacional por las razones que todos conocemos. Yo no creo y soy uno de los convencidos de que no todo lo bueno proviene de Santiago, ni todo tampoco lo encuentras en Santiago. Nosotros mismos a veces promovemos ese centralismo tan rancio, tan corrosivo que nos tiene pegados a una hegemonía bien dañina de Santiago. No todo está en Santiago, no todo proviene de Santiago. Aquí se produce mucho arte de mucha calidad. No por nada tenemos un premio nacional de literatura de estos lados, con un acento regional innegable, y con mucha calidad, con una obra de mucho reconocimiento. El trabajo de Elicura es notable y así hay otros escritores o que han transitado por acá o que se encuentran acá. Tenemos a Pedro Cayuqueo que es un gran escritor, hemos tenido poetas maravillosos históricamente hablando, Teillier, Neruda. Es un territorio que sirve de mucha motivación. Es un lugar marcado por las letras. Yo soy un orgulloso, a pesar de que yo soy penquista, que también es una ciudad y centro cultural importante, pero estoy muy orgulloso de trabajar acá, desde Temuco, un poco también de empujar un poco la curva de desarrollo artístico hacia regiones, cosa que me parece súper relevante, atraer la atención hacia estos lados de Chile, ampliar un poco el campo visual de la gente de Santiago. Que empiecen a mirar para acá, que empiecen a consumir arte de regiones, a mirar a nuestros músicos, a nuestros poetas, a nuestros narradores, a nuestros artistas en general. Hay mucho potencial aquí y pretendo siempre seguir en esta línea, siempre escribir desde Temuco, o desde mi querida costa de La Araucanía.

Fuente: https://www.directa.cl/el-estado-del-arte/gonzalo-garay-narrativa-actual-de-temuco/

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